LA OTRA ROCA (Nuevo Artículo)

Estamos en el año 2179. Bullas es una mega metrópolis con enormes rascacielos y con más de 40 millones de habitantes. Para darnos una idea de la magnitud que ha adquirido la antigua Puerta del Noroeste de Murcia, podríamos decir que, solamente en el área metropolitana, la ciudad cuenta con 155 Universidades, 149 Conservatorios, 235 Escuelas de música, 362 Teatros y 480 Auditorios…También hay 168 Orquestas Sinfónicas, 156 Orquestas de Cámara, 205 Bandas de Música, 385 Charangas, 453 Bandas de Cornetas y Tambores, 696 Coros, sin olvidarnos de los 803 grupos que hay del Tío de la Pita, así como otras 4367 agrupaciones musicales, desde formaciones clásicas como cuartetos y otros grupos de cámara, hasta formaciones mucho más actuales como Bandas de Rock, Heavy Metal, Big Band y un larguísimo etc. Mucho ha cambiado el panorama musical desde aquellas primeras décadas del S.XXI. Aun así, podemos disfrutar todavía de los maravillosos sonidos del pasodoble Tercio de Quites desde la puerta principal de la antigua Iglesia de Nuestra Señora del Rosario (hoy convertida en majestuosa Catedral) el día de Santa Cecilia, exactamente igual que hace casi dos siglos… De la enorme cantidad de instituciones musicales existentes, han salido excelentes profesionales que han llevado el nombre de Bullas City por todo el mundo y demás planetas colonizados. Y muchas de estas instituciones son, hoy en día, muy famosas y admiradas desde todos los rincones del universo.

En estos tiempos, a finales del S. XXII, cualquier alumno que haya acabado los estudios en las escuelas elementales de música puede estudiar y aprenderse correctamente, sin ningún tipo de problema, al menos, 2 ó 3 canciones (o piezas musicales) a la semana (hay quienes incluso lo hacen en tan solo una hora). Y no como ocurría en aquellos viejos tiempos en los que se necesitaban 3 meses, 6 meses, incluso todo un año completo (hay quienes necesitaban todavía muchísimo más tiempo). Eso sin tener en cuenta que, cuando se habla de canciones, piezas u otras obras musicales, no todas son iguales en cuanto a dificultad se refiere. Porque no es lo mismo aprenderse EL APRENDIZ DE BRUJO que EL BRUJITO DE GULUBÚ. Pinchad aquí y en los sucesivos enlaces que vienen enumerados: [1] Ni tampoco es lo mismo aprenderse LA GALLINA TURULECA o LA GALLINA COCOGUAGUA que LA CABAÑA SOBRE PATAS DE GALLINA. Y no es lo mismo aprenderse piezas como EL PATIO DE MI CASA, LA CUCARACHA o EL CUMBANCHERO que aprenderse la espectacular e impresionante NOVENA SINFONÍA DE BEETHOVEN. Aunque eso de la dificultad es un concepto muy relativo, porque tampoco es lo mismo tocar el CUMBANCHERO en esta peculiar adaptación [2] que tocar LA NOVENA SINFONÍA en una brevísima adaptación a 3 voces, de la melodía del Himno a la Alegría. Por aquel entonces, había niños que pensaban que la versión de Miguel Ríos era igual de difícil. Otros creían que Miguel Ríos era en realidad el autor original (de LA NOVENA). Otros no sabían quién demonios era Miguel Ríos… Y al igual que a los niños se les hacía creer en los Reyes Magos, hay quienes les hacían creer también en los Reyes del Mambo. Porque con tal de engañar y manipular a la gente, tanto a niños como a adultos (cada pueblo y cada ciudad tiene también su particular Brujito de Gulubú, “que a toda la población embruja sin ton ni son…”), con tal de conseguir sus oscuros propósitos y de intentar maquillar sus verdaderos intereses, no es de extrañar que también se les hiciera creer a todos ellos, que esta versión “reducida” de la “Novena Sinfonía de Beethoven” era realmente, no difícil, sino dificilísima.

Lo cierto es que este tipo de adaptaciones no suele suponer prácticamente ninguna dificultad, siempre y cuando el alumno esté bien formado en las escuelas elementales de música, como hemos mencionado anteriormente. Sin embargo, lo que en un principio se podría preparar sin ningún tipo de problema en apenas 3 días, la mayoría en cambio lo conseguían en 3 meses. Y con unos resultados más que discutibles. Y no es de extrañar que al cabo de tanto tiempo “ensayando” (otra palabra también un tanto discutible) se pudieran tocar todas esas canciones, no solamente de oído y de memoria, sino hasta con los ojos cerrados, para no entrar en más detalles. Claro, luego venían los aplausos, las felicitaciones, los discursos y la autocomplacencia tanto de músicos [algunos de ellos calificando sus propias actuaciones con un 10; mientras que otros, un poco más modestos, con un 9] como de padres, profesores, políticos y público en general. Unos por ignorancia y otros por oportunismo. Y esos mismos músicos, cuando despertaban de su magnífico y maravilloso sueño y abrían los ojos, se encontraban con la difícil y auténtica realidad, descubriendo por fin que los Reyes Magos no existen. Y que cuando decidían o querían tocar en otras agrupaciones musicales (ya fueran charangas, bandas de música, orquestas o cualquier otra agrupación que se precie) se daban cuenta de que lo iban a tener bastante pero bastante difícil, puesto que la mayoría de ellos no daban la talla o el nivel suficiente para estar en otras agrupaciones diferentes, simplemente porque les habían hecho creer o les habían inculcado la creencia de que ya tocaban, muy pero que muy bien. Por culpa, entre otros, de la desfachatez de los Reyes del Mambo y de la hechicería del Brujito de Gulubú. Afortunadamente, hoy en día, estas cuestiones están totalmente superadas. Y cualquier niño que aprende música, aunque sea para tocar en una dignísima Banda de Cornetas y Tambores, alcanza un nivel muchísimo más que aceptable, para poder tocar (si así lo desea) en cualquier otra agrupación musical de su ciudad. Eso sí, sin ningún tipo de problema a la hora de integrarse.

En cuanto al número de actividades musicales que se realizan actualmente, habría que resaltar que durante todos los días del año vienen celebrándose habitualmente, varios conciertos, conferencias, cursos, talleres y una infinidad de actividades relacionadas con la música y el mundo de los músicos. Y no como antiguamente, en las que las actividades se reducían prácticamente a un solo y único día. Lo cual era muy significativo ya que los niños de las guarderías y de los colegios de primaria, solamente con las actuaciones en Navidad y Fin de curso ya realizaban una actividad más. Claro que había algunas excepciones. Pero si analizamos el tema con detenimiento y máxima atención, concluiremos finalmente que, en proporción, los niños hacían bastante más que cada una de las instituciones musicales existentes. Incluso, tenemos constancia de que algunas no podían hacer por sí solas una actuación en todo el año y no tenían más remedio que ponerse de acuerdo con otras para organizar un único concierto, en la que cada una interpretaba una pieza musical, concretamente la que se habían preparado para la ocasión [3] Sabemos también por fuentes muy fidedignas que algunas de estas instituciones no ensayaban prácticamente nada relevante durante todo el año porque, entre otras razones, unos no iban casi nunca a los ensayos y otros iban cuando les daba la real gana. Otros iban directamente al concierto. Y que conste que nos referimos a los músicos, no al público. Y luego expresaban con gran entusiasmo lo maravilloso que había salido. Y que estaban muy orgullosos, muy contentos y muy satisfechos por los resultados obtenidos. Aunque la verdad es que, si les hubiese salido 100 veces peor, lo hubieran estado igualmente [4] Hoy en día, con actuaciones y resultados 100 veces mejores que en los de aquellos tiempos, los músicos, aunque muestran también su alegría, su satisfacción y su orgullo, no solamente por los resultados obtenidos sino por el trabajo realizado (que todo hay que decirlo) intentan además superarse y exigirse todavía más a sí mismos, intentado obtener siempre mejores resultados que los obtenidos anteriormente... Una de las cosas de las que más presumían entonces, era de lo bien y lo magnífico que se lo pasaban todos juntos. Pero seguro que no tanto como estos músicos que aparecen a continuación [5] También se quejaban porque otros músicos no querían tocar con ellos el mismo día, después de no dar prácticamente ni golpe en todo el año, ni tan siquiera con sus propios “compañeros”. A la hora de la verdad, todos iguales y todos compañeros. Y encima se presentaban como si ellos no hubieran roto nunca un plato en su vida, tachando a algunos de intolerantes y rencorosos. Cuando en realidad, los maestros en esa materia eran precisamente muchos de ellos mismos. Es verdad que en algunos puntos llevaban razón porque había gente realmente así, tal como ellos afirmaban muy acertadamente. Sin embargo, había otros que no querían juntarse con ellos por razones totalmente diferentes a las que ellos proclamaban. Y solo hay que volver a leer estas últimas líneas para conocer algunas de ellas. También pueden conocer algunas otras, pinchando en el siguiente enlace [6] Y la gente, ignorante de todas estas cuestiones, aplaudía, aplaudía y aplaudía [Como se les aplaude también a los niños de las guarderías] Y muchos, alababan “la gran labor cultural, social e intelectual de este colectivo ejemplar, que trabajaba paciente y humildemente por el bien y el futuro de la música en Bullas…” [Ya pueden imaginarse a los músicos, atónitos con estas elocuentes palabras] Cuando, en realidad, NO sabían ni siquiera lo que ocurría verdaderamente con ellos. O quizás, SÍ lo sabían. Pero preferían hacer caso omiso. Porque cada cual tenía su particular y enrevesado interés. Ya sean músicos, padres (¡¡pero si hasta los de Mozart y Beethoven lo tenían con sus propios hijos!!), profesores (algunos utilizaban a los mismos músicos para sus propios fines e intereses personales) y, cómo no, los políticos, que con tal de obtener un puñado de votos y de sacar tajada política, hacían la vista gorda cuando les convenía o cambiaban de estrategia para llevar la contra a sus adversarios. Y siempre al son de la música electoral que sonaba a cada momento. Porque unos y otros, músicos, padres, profesores, políticos, todos en general, tocaban también sus propios “instrumentos” y no precisamente los musicales. Como decía Beethoven: “Algunos de mis amigos son instrumentos que toco cuando me apetece.” Al fin y al cabo, ¿qué somos todos en este mundo? “instrumentos” hábil y sutilmente tocados por unos y por otros. Por los que están a nuestro lado y por los que están arriba. Todos tocando y jugando [Play // Jouer] con nosotros. Hasta la madre naturaleza lo hace también a su antojo y a su libre albedrío (aunque algunas veces con la ayuda de nosotros mismos). Y todos, niños y mayores (como decía Goethe) podemos ser igualmente gobernados con bizcochos, pasteles y golosinas. Porque Dios, desde el cielo, solo ve niños mayores y niños pequeños. Nada más [7]

Y mientras a algunos les daba igual 8 que 80, otros preferían más bien: 8 antes que 80, pero por razones totalmente diferentes. Aunque para otros no eran precisamente 80, sino 88. Ya saben, para unos la “miel” y para otros el bizcocho. Y nunca mejor dicho, por lo que hemos expuesto unas líneas más arriba. Pueden verlo en el siguiente enlace: [8] Parece que Álex de la Iglesia estuvo muy inspirado a la hora de realizar su tan aclamada BALADA TRISTE DE TROMPETA. Pero seguro que si hubiera estado al tanto de este otro tema, es muy probable que lo de “triste” lo hubiese cambiado por PATÉTICA. Conociendo el gran genio de este importantísimo director de cine, también es posible que la hubiera titulado con este otro título tan exuberante y rompedor: SIN TROMPE teTAS NO HAY PARAÍSO. O también con este otro tan vibrante y rotundo: LA TROMPETA PERFECTA (no confundir con la Tormenta Perfecta). Aunque seguro que el responsable de estos comentarios la hubiera titulado de esta otra manera: Y DIOS BAJÓ DEL CIELO A LA TIERRA Y SE VINO A VIVIR A BULLAS CON SU TROMPETA. Seguro que el 88 era el número de la calle. También es posible que se refiera al número de veces seguidas que ha llegado a escuchar esta maravillosa marcha de procesión [9] O al número de galardones que ha recibido la Unión Musical San Fulgencio [10] Quizás haga referencia al número de lectores de la auténtica y apoteósica obra maestra: YO TENÍA UNA BATUTA, con su secuela magistral y monumental aparecida unos años después: YO TENÍA UN DESPACHO. Aunque lo mismo lo ha puesto simplemente para que nos enteremos de cuantas teclas tiene el piano… De todos modos, en esta ocasión no nos vamos a referir ni a los hunos ni a los hotros (como diría un tal Pérez Reverte) sino a los que ensayaban un día sí y al otro, también. Decía un tal Abraham Lincoln que: “Si dispusiera de ocho horas para cortar un árbol, me pasaría seis horas afilando el hacha”. Seguramente muchos recordarán estas magníficas palabras. Sin embargo, a estos otros músicos, parece que les entraba por un oído y les salía por el otro. Y es que creían que tan solo con ir al bosque de la china (al ensayo) era suficiente. Les daban el hacha y a cortar árboles. No es de extrañar que, al cabo de todo un año, solo hubiesen cortado alrededor de 8. Unos más, unos menos. Hay quienes objetaban que era mejor cortar 8, pero bien cortados, que 80 y mal talados. Aunque habría que discutir si realmente esos 8 estaban realmente bien cortados teniendo en cuenta que el hacha no estaba del todo afilada. Y es que, en vez de aprender a afilar el hacha día a día (aprendiendo y mejorando los conocimientos de Solfeo y Lectura musical; asimilando bastante bien la Teoría; ejercitándose con la Práctica Instrumental, incluyendo siempre la Técnica; escuchando todo tipo de música y conociendo muchísimo más repertorio, sobre todo para abrir nuevos horizontes y cerrar viejos prejuicios) con el objetivo de poder cortar muchos más árboles que los que realmente se cortaban (y lo más importante de todo, con muchísima más eficacia) preferían irse al bosque (a hacer lo mismo que en la famosa canción) o a esperar (tocar de oído) a ver si, de tanto mirarlos una y otra vez, los árboles se caían solos.

Pero es en la CULTURA CON MAYÚSCULAS y sobre todo en la CULTURA MUSICAL donde más se aprecia la diferencia con respecto a los tiempos pasados. Hoy en día, todo el mundo está acostumbrado a conocer, escuchar y tocar todo tipo de música, tanto los músicos como el público en general. Y no como antes, que casi todos conocían a una tal Belén Esteban y casi nadie conocía a un tal José Serrano (no confundir con Ismael Serrano). Muchos músicos escuchaban música… pero solamente cuando la interpretaban ellos mismos. [Aunque algunos mientras tanto escuchaban el baloncesto] Y como no solían interpretar otros tipos de música diferentes, otras muchas les eran absolutamente desconocidas. Es decir, una cosa es tocar la impresionante Banda Sonora de LA ROCA (y otras obras que están más o menos en la misma línea) por ser parte fundamental de la cultura de aquellos S. XX y XXI. Y, cómo no, para deleite del gran público. Y otra cosa muy distinta es tocar la otra roca: LA ROCA FRÍA DEL CALVARIO (de la Zarzuela LA DOLOROSA) y otras obras similares, que quizá no son tan espectaculares (aunque eso es un concepto que se podría también discutir) pero que también formaban parte igualmente de nuestra cultura, gustaran más o gustaran menos [11] [12] Y habría que verles tocar también, sin ningún reparo, el Himno a Murcia, de Emilio Ramírez (aunque no fuera ningún himno oficial, como tampoco lo era el Canto a Murcia de Francisco Alonso) simplemente porque es una obra que pertenece a la cultura musical de nuestra tierra. Eso sí, mucho Jacob de Haan o Johan de Meij (sin quitarles ningún mérito a estos ilustres compositores holandeses) y nada de Massotti Littel o de Fernández Caballero, los cuales eran compositores de Murcia y relacionados con nuestra tierra. Y así podríamos seguir enumerando hasta la saciedad. Habría que ver como todos aquellos que presumían, que se les llenaba la boca y que se les caía la baba (cuando hablaban y ala”baban” la gran labor cultural, musical, patatín, patatán) si serían capaces de conocer, escuchar e interpretar este tipo de obras e incluirlas también en su repertorio. Y no solo de una manera puntual (ya sea para hacer la contra a quienes lo sugerían o porque la pidan quienes les contraten para una actuación determinada) sino de una manera sistemática y habitual. ¿O es que acaso el objetivo que se tiene en realidad es, únicamente, agradar y entretener al público? ¿Ese no era el objetivo que tenían las charangas? Decían ser músicos aficionados que tocaban para divertirse y para divertir a los demás. Pues habría que verles también tocando la cucaracha y otras cosas por el estilo. Seguro que al público le encantaría escuchar también ese tipo de música. Aunque a los músicos… quizá no tanto. Afortunadamente, las cosas han cambiado un montón [13] [14] [15] Y para ilustrar el salto cualitativo desde aquellos remotos tiempos a los nuestros, pueden ver a continuación esta singular interpretación [16] y compararla con esta otra [17]

Y ya para terminar, tenemos el gran privilegio y el enorme placer de poder escuchar a una de las instituciones musicales más prestigiosas que existen en la actualidad. Se trata de una institución creada a finales del S. XX y que hoy en día perdura todavía como uno de los máximos exponentes de la cultura musical y una de las más brillantes de todo el panorama universal. Recientemente acaba de ganar el VI CERTAMEN UNIVERSAL celebrado en el planeta Waka Waka (que está en la constelación de Shakira) y ha logrado superar su principal y único objetivo: Que después de este certamen tocaran mucho mejor que antes de dicho certamen. Y no solo las obras a concurso, sino también las del repertorio habitual. Que ganaran o no ganaran algún premio, no era para ellos lo más importante. Tampoco lo ganaron Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock, Charlie Chaplin, Harrison Ford, Ennio Morricone… [18] y muchos de ellos están considerados como los más grandes en su género. Escuchamos, a continuación, a la Asociación Musical Polifónica LOS PEKES (que así es como se denomina actualmente) en dos de los muchos conciertos que están celebrando en los últimos años, con motivo de su bicentenario. Primero escucharemos al Coro de la Asociación [19] y posteriormente a la Banda [20] También pueden escuchar esta última actuación en primer plano.

Bullas City, Viernes 29 de Enero de 2179

[Bullas, Sábado 29 de Enero de 2011]